CAPITULO LXIII: MITOS Y REALIDADES SOBRE EL ENVEJECIMIENTO.

Existen una serie de tópicos sobre la vejez,la mayoría de las veces erróneos y profundamente injustos, que contribuyen a alimentar los prejuicios que sobre los mayores existen en nuestra sociedad.
Por el mero hecho de jubilarse o cumplir 65 años no se puede considerar a una persona vieja,ni cargarla de pronto con todos los estereotipos al uso.
Cada vez más,las personas a esa edad se encuentran en mejores condiciones físicas,psíquicas y funcionales,y mantienen un gran nivel de exigencia propia y con los demás.
Otro hecho a destacar es el identificar vejez con enfermedad,invalidez y dependencia.Aunque es verdad que hay algunas enfermedades claramente ligadas al hecho de envejecer (demencias,enfermedades degenerativas en general),la mayoría de las enfermedades o invalideces que encontramos en nuestros mayores dependen de situaciones socioeconómicas o sanitarias previas,y sus consecuencias podrían mitigarse con un adecuado control , estas enfermedades de consecuencias altamente invalidantes, serían: osteoporosis,-fractura de cadera, hipertensión-accidente cerebrovascular, diabetes-ceguera-infarto,etcétera.
Las estadísticas, por otro lado, demuestran que la mayoría de los mayores viven de forma autónoma,con un adecuado grado de salud, tendiendo a agruparse los síndromes invalidantes en los muy mayores (80 años o más).
Otro punto es el considerar a los mayores como una carga insostenible para la economía del Estado,por la gran cantidad de gastos que ocasionan(prestaciones sanitarias,pensiones,etc.).Se considera profundamente injusto que personas que,en circunstancias socioambientales bastantes peores a las actuales,han conseguido el desarrollo del que ahora disfrutamos con su trabajo,puedan verse acusadas de ser una carga para el país,por el hecho de percibir una pensión (en numerosas ocasiones claramente insuficiente),o por tener acceso gratuito al sistema sanitario (en el que carecen,en general, de asistencia geriátrica especializada,y se adolece de escasez de recursos sociosanitarios para las personas dependientes.
Por otro lado,existen factores como la disminución de las tasas de natalidad (factor crucial en el envejecimiento relativo de la población), o el paro, que no son incriminados en la problemática del mantenimiento del Estado del Bienestar.
Por último, con frecuencia, tanto en los ámbitos familiares como en los profesionales (sanitarios y sociales), a veces se considera al viejo como un problema insoluble, un " paquete" en el argot.
Actitudes de este tipo, independientemente de consideraciones de otra índole, traducen la mayoría de las veces una falta de conocimiento riguroso acerca de los problemas que afectan a las personas mayores, y de las posibilidades de tratamiento y control sanitario o social.
Otro capítulo más, un abrazo para tod@s.

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