CAPÍTULO CLXIV: HUMANIDAD.

Buenos días a tod@s ¡¡ deciros que al día de hoy, me he quedado solamente con el domicilio de mi gran amigo; al que le debo este blog, al que me animó a enrolarme en todo esto con una misión que diera a conocer esta dura y desconocida labor.
Como todos estos días hay que ir por la mañana para levantarlo, asearlo, preparar su habitación incluida su cama y volverlo acostar.Después a la tarde, para acostarlo y cambiarlo.
De lo que me he dado cuenta, es que a las tardes está más espabilado, e incluso, me espera cerca de la entrada de la puerta, para una vez allí, comprobar que soy yo, y comenzar hablar de nuestras cosas, como no,tendiendo la mano para que se la coja e ir juntos hasta la mesa de la cocina, para cenar y tomar la medicación.
Yo soy natural de Orense igual que el, y ayer al acabar de cenar después de reírse un montón conmigo, mientras 
cenaba, como por ejemplo: "" Venga ahora vamos a cenar, que la cena que tienes hoy tiene un pinta muy rica"" y el me responde, "" si tú lo dices, yo estoy a tus órdenes"" ,jajajjaa.
O también cuando me cogió la mano "" Huy que manos más frías (pero riéndose al mismo tiempo) "" y mi respuesta fue "" Manos frías, amores todos los días ( como el me decía antes de pegar este bajón) "" y se rió para luego añadir ""Entonces muchos amores debes tener""
Pues cuando, fuimos hacia su dormitorio, me dice, "" Elena, cuéntame cosas de Orense"", me sorprendió, porque a veces, da la sensación de que no te reconoce, pero desde el lunes, es sorprendente.
En fin, allí me puse a contarle cosas que de Orense, comenzaron a caerle lágrimas por el rabillo del ojo, se las sequé, y le dije que se tranquilizara que allí estaba yo para contarle todo lo que el quería saber.Me dice "" Gracias Elena, que Dios te bendiga""; desde el primer día tuvimos buena química y al día de hoy continuamos con ella.
Bueno aquí os dejo un nuevo capítulo, espero que sea de vuestro agrado.
Por cierto, me dijo que os diera las GRACIAS POR ESTAR INTERESADOS EN ESTE BLOG.
Un abrazo para tod@s.

“El Maestro no tiene posesiones.
Cuanto más hace por otros,
mayor es su felicidad.
Cuanto más da a los demás,
más grande es su riqueza.” (Laozi)




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